miércoles, 20 de mayo de 2009

Crítica al disco "Suelto " de Gustavo Cordera



En la era bipolar de los reencuentros/solistas… Con el ¿sabatismo? de los Ciros (Martínez, Pertusi), donde hubo fuego, alardean, cenizas quedan. Y Gustavo Cordera se suma a este ir y venir de los culebrones del rock.

Aquella noche, en un concierto de la Bersuit, un lisérgico de la monada, vociferó con voz nasal (fisurado), valga la redundancia, un “¡dale Pelado, no te hagas el Diego Torres y cantate un rock!”. Algo no estaba en sus cabales. La intentona independiente de Juan Subirá fue cuasi positiva. Ahora es el turno del calvo frontman de la Vergarabat de probar suerte en soledad.

Canciones de desamor, sobrio a las piñas, Cordera enarbola un paquete de versos lastimosos y nostálgicos. “Suelto” es un disco conceptual que narra gran parte de los vaivenes erráticos del cuore. Es difícil digerirlo, pues resulta imposible separar al pelón de su impronta contestataria que llevó a la Bersuit a convertirse en una auténtica agrupación anti sistema. Pero hay que observarlo desde otra óptica, un nuevo rumbo en el que de a poco fue cediendo, bajando los decibeles, y este producto prosaico decanta en once composiciones de notoria femeneidad.

Si algo se heredó de aquella banda del reventón es una leve actitud por diversificar los ritmos. Casi como un bonus track, el tango, magníficamente ambientado, “No hay monstruos invencibles”, la rioplatense “Aprendió a volar” y el bolero “Mensajera” conservan esa estirpe de mezcolanza bersuitera.

Las frases y argentinismos originales son marca registrada. “Me siento campeón, como Loche en Japón” es una de ellas, una balada femenina configurada desde las relaciones de pareja y ese “no dejarse maltratar por los hombres”.

Una pizca gospel en “Confío” y la beatlesca “Tan cerca, cerca”, que acompañan un rap tísico: “Ansiedad de buscar”, van junto a “Me la juego a morir” que es el caballito de batalla y se encarama entre las desabridas cancioncitas de la última camada de la Bersuit. Tal vez “Volátil” guarde reminiscencias con “La soledad”. “No hay ciclo sin disolución” dice “Almas armadas”. La interpretación más compenetrada y comprometida del Pelado en su “Suelto”.

Lo último de Cordera es un trabajo plenamente marketinero. Un esfuerzo por popularizarse aún más y meterse en los oídos de toda clase de público. El Pelado tiene un talento irreprochable pero en “Suelto” toda esa creatividad está reducida al amor y al notorio interés comercial de un álbum que deja bastante que desear.

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